A través del tiempo, la mujer ha sido uno de los temas esenciales de la literatura y el arte. Se la ha representado de distintas formas, enfocándose por norma general en sus atributos físicos. Por esto, los poemas acá reunidos tratan de enseñar una visión femenina diferente, basada en su libertad, entrega y fuerza.
Índice de contenidos
- 1. Eres más que belleza – Rupi Kaur
- dos. En perseguirme planeta, ¿qué interesas? – Sor Juana Inés de la Cruz
- tres. La mujer fuerte – Gabriela Mistral
- cuatro. Y Dios me hizo mujer – Gioconda Belli
- cinco. La mujer y la casa – José Lezama Lima
- seis. La armadura – Alfonsina Storni
- siete. Casida de la mujer desnuda – Federico García Lorca
- ocho. Mujer sensacional – Maya Angelou
- nueve. Es la mujer del hombre lo más bueno – Lope de Vega
- diez. Ca Fosgari – Cristina Peri Rossi
- once. Si Dios fuera mujer – Mario Benedetti
1. Eres más que belleza – Rupi Kaur
Deseo excusarme con todas y cada una de las mujeres
a las que he llamado bonitas
ya antes de haberlas llamado inteligentes o valientes.Lamento si hice sonar que
algo tan simple como con lo que se nace,
es de lo que debes estar más orgullosa,
cuando es tu espíritu el que ha aplastado montañas.A partir de ahora, diré cosas como eres resistente
o eres excepcional,
no por el hecho de que piensa que no eres bonita,
sino más bien por el hecho de que eres más que eso.
Rupi Kaur (mil novecientos noventa) es una joven artista canadiense que se dio a conocer mediante poemas en los que explora la interioridad de la mujer moderna.
En estos versos reta la habitual representación femenina en la poesía, puesto que durante la historia, los escritores siempre y en toda circunstancia han exaltado la belleza de la mujer, en vez de otros atributos.
Por este motivo, decide instituir la inteligencia y la bravura como valores que se trabajan y que son más honorables que sencillamente un aspecto físico que con el que se nació.
dos. En perseguirme planeta, ¿qué interesas? – Sor Juana Inés de la Cruz
En perseguirme, Planeta, ¿qué interesas?
¿En qué te ofendo, cuando solo intento
poner bellezas en mi comprensión
y no mi comprensión en las bellezas?Yo no estimo tesoros ni riquezas;
y así, siempre y en toda circunstancia me causa más contento
poner riquezas en mi pensamiento
que no mi pensamiento en las riquezas.Y no estimo belleza que, vencida,
es desposeo civil de las edades,
ni riqueza me complace fementida,teniendo por mejor, en mis verdades,
consumir vanidades de la vida
que consumir la vida en vanidades.
Sor Juana Inés de la Cruz (mil seiscientos cuarenta y ocho – mil seiscientos noventa y cinco) es una de las autoras más interesantes de la poesía del Siglo de Oro. Desde joven, tuvo inquietudes intelectuales, por lo que el camino religioso le abrió las puertas cara la posibilidad de leer y cultivarse. En su obra, discutió el sitio que ocupaba la mujer en la sociedad, adelantándose mucho a su temporada.
En este soneto se refiere a la intención social de que la mujer solo puede ser admirada por su belleza física. En forma de pregunta, cuestiona a quién puede incordiar el deSeo de enriquecer su psique por sobre la capacidad de resultar deseable para el sexo opuesto.
Para ella, no importan los halagos o los recursos, la auténtica belleza se halla en la belleza del pensamiento, por sobre cualquier otra vanidad que el planeta imponga al género femenino.
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tres. La mujer fuerte – Gabriela Mistral
Recuerdo de tu semblante que se fijó en mis días,
mujer de falda azul y de torrada frente,
que en mi infancia y sobre mi tierra de ambrosía
vi abrir el atravieso negro en un abril candente.Levantaba en la tasca, honda la copa impura
el que te apegó un hijo al pecho de azucena,
y bajo ese recuerdo, que te era quemadura,
caía la simiente de tu mano, sosiega.Segar te vi en el primer mes del año los trigos de tu hijo,
y sin entender tuve en ti los ojos fijos,
ampliados al par maravillosamente y lloro.Y el lodo de tus pies aún besase,
pues entre 100 mundanas no he encontrado tu cara
¡y aun te prosigo en los surcos la sombra con mi canto!
Gabriela Mistral (mil ochocientos ochenta y nueve – mil novecientos cincuenta y siete) fue una de las intelectuales más esenciales de la primera mitad del siglo veinte en Latinoamérica. En su obra poética trabajó distintos temas, entre aquéllos que resaltan la educación y el rol social de la mujer.
En estos versos decide hacerle una oda a la mujer trabajadora. Particularmente, aquella que se dedica a las tareas del campo («Vi abrir el atravieso negro en un abril candente»). Así, describe a una luchadora, esforzada, que efectúa con dedicación sus faenas,.De igual forma, se encarga de su hijo sola, encarando con valor los desafíos que le entregó la vida.
Mistral expresa admiración por este personaje, mas asimismo compadece un destino de tanto esmero que pasa inadvertido. Es por esta razón que escribe el poema en memoria a todas y cada una aquellas mujeres que conoció a lo largo de su niñez.
cuatro. Y Dios me hizo mujer – Gioconda Belli
Y Dios me hizo mujer,
de pelo largo,
ojos,
nariz y boca de mujer.
Con curvas
y pliegues
y suaves hondonadas
y me cavó por la parte interior,
me hizo un taller de humanos.
Tejió de manera delicada mis nervios
y balanceó cuidadosamente
el número de mis hormonas.
Compuso mi sangre
y me inyectó con ella
a fin de que irrigase
mi cuerpo;
nacieron así las ideas,
los sueños,
el instinto.
Todo cuanto creó suavemente
a martillazos de soplidos
y taladrazos de amor,
las mil y una cosas que me hacen mujer todos y cada uno de los días
por las que me levanto orgullosa
todas y cada una de las mañanas
y bendigo mi sexo.
Gioconda Belli (Nicaragua, mil novecientos cuarenta y ocho) es reconocida por una escritura en la que prima una voz femenina que se busca a sí. Este es uno de sus textos más conocidos.
En este poema, la hablante hace referencia a los aspectos que la distinguen como mujer, como sus curvas y su capacidad de engendrar hijos. También, alaba a Dios por haberla creado y bendice haber nacido.
cinco. La mujer y la casa – José Lezama Lima
Hervías la leche
y proseguías las aromosas costumbres del café.
Recorrías la casa
con una medida sin desperdicios.
Cada menudencia un sacramento,
como una ofrenda al peso de la noche.
Tus horas están justificadas
al pasar del comedor a la sala,
donde están los retratos
que agradan de tus comentarios.
Fijas la ley de todos y cada uno de los días
y el ave dominical se entreabre
con los tonos del fuego
y las espumas del puchero.
Cuando se rompe un vaso,
es tu risa la que tintina.
El centro de la casa
vuela como el punto en la línea.
En tus pesadillas
llovizna interminablemente
sobre la compilación de matas
enanas y el flamboyán subterráneo.
Si te aturdieras,
el firmamento roto
en lanzas de mármol,
se echaría sobre nosotros.
El escritor cubano José Lezama Lima (mil novecientos diez – mil novecientos setenta y seis) es uno de los más señalados de su generación. En este poema efectúa una oda a la mujer más esencial de su vida: su madre.
Por medio de los versos, el creador relaciona la figura materna con el espacio de la casa, ya que las dos significan seguridad y alegría. De esta forma, la mujer es la que deja la unidad de la familia, la que es capaz de conseguir armonía mediante cada mínimo detalle y hacer sentir a sus seres queridos felices y plenos.
seis. La armadura – Alfonsina Storni
Mujer: la virtuosa, y la insolente,
Y la indiferente o la perversa;
Mirémonos sin temor y a los ojos:
Nos conocemos bien. Vamos a cuentas.Bajo armadura andamos: si nos sobra
El ánima, la cortamos; si no llena,
Por merma, la armadura, puesto que, la henchimos:
Con la armadura andamos siempre y en toda circunstancia a cuestas.¡Armadura fiero! Mas conservadla.
Si cualquier día destruirla pretendieseis,
Del solo esmero de lanzarla lejos
Os quedaríais como , bien fallecidas.
Alfonsina Storni (mil ochocientos noventa y dos – mil novecientos treinta y ocho) es una de las versistas más esenciales de Argentina. En «Armadura» hace referencia a la dualidad con la que es observada la mujer, puesto que debe cumplir algunos requisitos para ser considerada virtuosa en frente de la sociedad o, en caso contrario, es condenada por estimar exactamente la misma libertad de la que disfrutan los hombres.
Su obra fue bastante autobiográfica, ya que en aquellos conservadores años, a inicios del siglo veinte en la ciudad de Buenos Aires, fue madre soltera y se sostenía a sí con su trabajo como maestra y cronista.
Así, define un planeta en que las mujeres precisan ser valientes y «armarse» frente al planeta para poder soportar el juicio que encaran solo por demandar sus derechos.
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siete. Casida de la mujer desnuda – Federico García Lorca
Verte desnuda es rememorar la Tierra.
La Tierra plana, limpia de caballos.
La Tierra sin un tallo, forma pura
cerrada al porvenir: límite de plata.Verte desnuda es entender el ansia
de la lluvia que busca enclenque talle
o la fiebre del mar de enorme semblante
sin hallar la luz de su mejilla.La sangre sonará por las alcobas
y va a venir con espada brillante,
mas no vas a saber dónde se esconden
el corazón de sapo o la violeta.Tu vientre es una lucha de raíces,
tus labios son un alba sin contorno,
bajo las rosas tibias de la cama
los fallecidos gimen aguardando turno.
Federico García Lorca (mil ochocientos noventa y ocho – mil novecientos treinta y seis) fue uno de los escritores españoles más populares del siglo veinte. En este poema, alaba a la mujer como una fuerza autora. Acá, el cuerpo femenino tiene exactamente la misma belleza y fecundidad que la tierra, por lo que se transforma en un espacio sagrado capaz de alumbrar los espacios y crear vida.
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ocho. Mujer sensacional – Maya Angelou
Las mujeres lindas se preguntan dónde reside mi secreto.
No soy linda ni nací para vestir talles de modelo,
mas cuando inicio a contarles, piensan que les engaño.
Y digo:
El secreto está en el largo de mis brazos,
en el ancho de mis caderas,
en la cadencia de mi caminar,
en la curva de mis labios.
Soy una mujer,
sensacionalmente.
Mujer sensacional,
ésa soy .Me acerco a cualquier sitio
lo más sosegada posible,
lo mismo que a un hombre.
Los hombres se ponen de pie o caen de rodillas.
Entonces revolotean a mi alrededor,
tal y como si fuera una colmena de abejas melíferas.
Y digo:
Es el fuego de mis ojos,
y el brillo de mis dientes,
el vaivén de mi cadera,
y el alborozo en mis pies.
Soy una mujer,
sensacionalmente.
Mujer sensacional,
ésa soy .Hasta los hombres se preguntan qué ven en mí.
Se esmeran, mas no alcanzan a rozar
mi misterio interior.
Cuando intento mostrárselo,
afirman que no consiguen verlo.
Y digo:
Está en el arco de mi espalda,
el sol de mi sonrisa,
el ritmo de mis pechos,
la gracia de mi estilo.
Soy una mujer
sensacionalmente.
Mujer sensacional,
ésa soy .Ahora entiendes
por qué mi cabeza no se inclina.
No grito ni ando a los saltos
ni debo charlar altísimo.
En el momento en que me veas pasar
deberías sentirte orgullosa.
Y digo:
Está en el chasquido de mis talones,
las ondas de mi pelo,
la palma de mi mano,
la necesidad de mi cariño,
por que soy una mujer
sensacionalmente.
Mujer sensacional,
ésa soy .
La de Norteamérica Maya Angelou (mil novecientos veintiocho – dos mil catorce) fue una figura clave en las luchas por los derechos civiles y de género a inicios del siglo veinte. En su obra explora la alegría de pertenecer al género femenino y transformarse en algo más de lo que la gente espera de ella solo por el hecho de haber nacido mujer.
Este poema se refiere a la seguridad con la que la versista se desenvuelve frente al planeta. Se sabe mujer, con sus formas y peculiaridades, y decide apropiarse de ese poder femenino para así transformarse en alguien que anda firme y erguida frente a la vida.
nueve. Es la mujer del hombre lo más bueno – Lope de Vega
Es la mujer del hombre lo más bueno,
y insensatez decir que lo más malo,
su vida acostumbra a ser y su regalo,
su muerte acostumbra a ser y su veneno.Cielo a los ojos, cándido y sereno,
que muy frecuentemente al averno igualo,
por extraño al planeta su valor señalo,
por falso al hombre su rigor condeno.Ella nos da su sangre, nos cría,
no ha hecho el cielo cosa más ingrata:
es un ángel, y en ocasiones una harpía.Desea, detesta, trata bien, maltrata,
y es la mujer al fin como sangría,
que en ocasiones da salud, y en ocasiones mata.
Lope de Vega (mil quinientos sesenta y dos – mil seiscientos treinta y cinco) es uno de los grandes exponentes de la literatura Barroca De España. En una temporada en que la mujer era vista como un objeto, escribió estos versos en los que la ubica como una fuerza precisa.
Primero, hace alusión a la figura de la madre, quien con su sacrificio trae los hijos al planeta para entonces instruirlos y quererlos. Después, la mujer se transformará en una suerte de obsesión que puede entregarle al hombre dicha y calvario al tiempo.
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diez. Ca Fosgari – Cristina Peri Rossi
Te amo como mi semejante
mi igual mi semejante
de esclava a esclava
parejas en la subversión
al orden amaestrado.Te amo esta y otras noches
con las señas
cambiadas
como alegremente cambiamos nuestras ropas
y tu vestido es el mío
y mis sandalias son las tuyas
como mi seno
es tu seno
y tus antepasadas son las mías.Hacemos el amor incestuosamente
escandalizando a los peces
y a los buenos ciudadanos de este
y de todos y cada uno de los partidos.Por la mañana, en el desayuno,
cuando las cosas de manera lenta vayan despertando
voy a llamar por mi nombre
y responderás
alegre,
mi igual, mi hermana, mi semejante
La uruguaya Cristina Peri Rossi (mil novecientos cuarenta y uno) es unas de las voces más esenciales de la literatura actual. En su obra no solo ha explorado la interioridad femenina, sino ha trabajado el amor y el deSeo homosexual.
En este poema, le habla a su amada. Quiere romper con los estereotipos sociales del rol que debe jugar el hombre y la mujer en la relación. Acá se dirige a su igual, a la que la entiende pues ha debido enfrentar exactamente las mismas luchas debido a su género. Así, las dos se encaran juntas al planeta para proteger un amor que es libre y puro.
once. Si Dios fuera mujer – Mario Benedetti
¿Y si Dios fuera mujer?
pregunta Juan sin alterarse,
vaya, vaya si Dios fuera mujer
posiblemente agnósticos y ateos
no afirmáramos no con la cabeza
y afirmáramos sí con las supones.Tal vez nos aproximáramos a su divina desnudez
para besar sus pies no de bronce,
su pubis no de piedra,
sus pechos no de mármol,
sus labios no de yeso.Si Dios fuera mujer la abrazaríamos
para arrancarla de su lejanía
y no habría que prometer
hasta el momento en que la muerte nos separe
ya que sería inmortal por excelencia
y en vez de trasmitirnos VIH o pavor
nos contagiaría su inmortalidad.Si Dios fuera mujer no se instalaría
lejana en el reino de los cielos,
sino nos esperaría en el zaguán del averno,
con sus brazos no cerrados,
su rosa no de plástico
y su amor no de ángeles.Ay Dios santo, Santo dios
si hasta siempre y en todo momento y desde siempre y en toda circunstancia
fueses una mujer
qué bonito escándalo sería,
qué venturosa, magnífica, imposible,
espectacular blasfemia.
Mario Benedetti (mil novecientos veinte – dos mil nueve) fue uno de los escritores más esenciales de Uruguay. En este poema se refiere a la posibilidad de un diosa para quien primaría siempre y en toda circunstancia el amor y la entendimiento.
En contraste a la imagen de un Dios fuerte y castigador que entregó la Iglesia Católica en Latinoamérica, tal y como una madre, sería una figura próxima y abierta.
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