Nativos digitales, centennials, millennials… En el siglo digital, el consumo de información y ocio en la red se ha vuelto una parte integral de la vida rutinaria para la mayor parte de personas y los jóvenes acostumbran a ser las generaciones más conectadas.
No obstante, hay una nueva tendencia que se abre paso entre ellos: la generación “faster”, aquellos que consumen los contenidos de audio y vídeo a una velocidad de reproducción mayor de la predeterminada.
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TIEMPO, LA MONEDA QUE AHORRAR
Spotify, YouTube, WhatsApp… En la mayor parte de las plataformas, bastan solo un par de clicks a fin de que los usuarios puedan apresurar o desacelerar el ritmo de un vídeo, un podcast o un mensaje de audio, lo que les ofrece un mayor control sobre su tiempo y experiencia de consumo.
Desde Qustodio, plataforma de seguridad digital, explican que generalmente los sitios y aplicaciones de streaming han facilitado las herramientas para practicar este fenómeno que se conoce como “speedwatching”.
Conforme con el Informe “Estado del podcast en castellano” presentado por la plataforma Ivoox, un trescientos sesenta y cuatro por ciento de los usuarios consultados acelera la velocidad de reproducción de los episodios frecuentemente y un ocho con treinta y seis por ciento reconoció hacerlo de forma eventual. Ellos son los llamados “podfasters”.
Mas ¿por qué escogen esta forma de gozar del contenido? Uno de los factores clave tras este fenómeno es la aceleración del ritmo de vida en la sociedad actual: la generación faster busca aumentar al máximo su tiempo, conseguir la información de forma más veloz y eficaz, y poder repartirse entre múltiples actividades.
“Si ves algo en diez minutos, tienes más tiempo para otras cosas que si lo ves en quince o veinte minutos” afirma a Efe Raúl, un usuario de internet que tiende a consumir el contenido digital a quince de velocidad: “al 2X ya me cuesta más comprender lo que afirman”, apunta.
Un caso, en cifras: Conforme YouTube, a lo largo del año dos mil veintidos los usuarios de la plataforma consiguieron ahorrar en promedio más de novecientos años de tiempo diario a causa de consumir los vídeos con una velocidad de reproducción acelerada.
Y es que a estos nuevos términos que penetran en el léxico, hay que incorporar el de “FOMO” (Fear of missing out), que la Universidad de Cambridge define como “la preocupación por poder perderse acontecimientos o acciones apasionantes que estén realizando otras personas, singularmente debido al uso de las redes sociales”.
CANTIDAD, CALIDAD, O INMEDIATEZ
No obstante, este fenómeno ha generado cierta polémica entre quienes arguyen que el consumo acelerado de contenidos puede tener efectos negativos en la calidad de la experiencia del usuario y en la consideración del contenido original. Además de esto, ciertos especialistas sugieren que esta práctica puede promover una cultura de la inmediatez y la superficialidad
Al apresurar la velocidad de reproducción, existe el peligro de perderse detalles esenciales del contenido, como matices sensibles, pausas tráficas y elementos visuales y auditivos diseñados por los autores o, en el caso de los audios de Whatsapp, sencillamente manifestados de forma natural por el transmisor.
“Es cierto que se pierden detalles, sí. Mas al final pones en un lado de la balanza esa cuestión y en el otro el tiempo, y compensa ahorrar de lo segundo”, opina Raúl, quien matiza: “de todas y cada una maneras, no lo hago con todo el contenido, y por servirnos de un ejemplo nunca lo hago con la música”.
Algo que, curiosamente, sí hacen otros usuarios. En verdad, múltiples de los hits de dos mil veintidos y dos mil veintitres han sido canciones viejas, mas a mayor velocidad, singularmente en plataformas como TikTok.
Es el caso de, por poner un ejemplo, “Bloody Mary” de Lady Gaga. Una canción de dos mil once que, a causa del éxito de la serie de “Wednesday” el pasado otoño, se volvió viral, mas en una versión acelerada.
Por otra parte, los faster aseveran que la posibilidad de ajustar la velocidad de reproducción de los contenidos es una forma de personalización del consumo, que deja amoldar la experiencia conforme con las preferencias y necesidades de cada usuario.
Para Eduardo Cruz, CEO de Qustodio, “el inconveniente es que esto obstruye una conveniente entendimiento y hace que su capacidad de atención sea poco a poco más reducida”. Por este motivo, recomienda “supervisar el tiempo que pasan conectados y animarlos a gozar de los contenidos con calma”, ya que esto “es clave para su bienestar digital”.
CONTENIDO RÁPIDO COMO LA FAST FOOD
Una de las grandes dudas es si esta forma de consumo puede afectar ya no solo a la salud mental, sino más bien a la memoria o a las capacidades cognitivas. Y, si bien diferentes sicólogos y neurólogos tienen creencias dispares, ya se hacen estudios a este respecto.
Por servirnos de un ejemplo, conforme un informe de la Universidad de California Los Ángeles (UCLA), no hay verdaderamente un impacto relevante en la entendimiento de los contenidos: “nuestro estudio no ha revelado inconvenientes significativos”, asevera Dilan Murphy, autor del análisis, si bien matiza que “no se debe emplear esta estrategia solo por ahorrar tiempo”.
El consumo de información y ocio en la red se ha vuelto una parte integral de la vida rutinaria, la mayor parte los jóvenes acostumbran a ser las generaciones más conectadas.
Mas, pese a las polémicas, la realidad es que esta tendencia cambia la manera en que los jóvenes consumen contenidos on line, posiblemente prosiga medrando, y esto representa un reto para los autores de contenido.
“Vivimos en un planeta donde la oferta de entretenimiento es ilimitada. Los jóvenes están sobreestimulados y no desean perderse nada, lo que lleva a que los ritmos narrativos normales puedan semejarles exageradamente lentos y por eso deciden acelerarlos”, afirma Cruz.
Y, ¿de qué forma amoldarse a las preferencias de consumo de una generación que busca información y entretenimiento de forma veloz y eficaz? Ciertos autores optan por diseñar contenidos para ser consumidos a velocidades aceleradas, al paso que otros animan a los usuarios a gozarlos a la velocidad de reproducción predeterminada.
La generación faster busca aumentar al máximo su tiempo, conseguir la información de forma más veloz y eficaz, y poder repartirse entre múltiples actividades.
Aun hay redes sociales en las que no son precisas las herramientas de apresurar la velocidad para el “speedwatching”, por el hecho de que ya están concebidas para tener un contenido veloz de consumir. Es el caso de, ciertamente, TikTok.
Conforme el informe “Del cambio a la adaptación: ‘viviendo y aprendiendo en un planeta digital’”, efectuado por Qustodio, la plataforma china ha visto aumentado el tiempo de uso entre los menores españoles en un doscientos diez por ciento , pasando de treinta y uno minutos diarios en dos mil diecinueve a noventa y seis minutos al día el año pasado.
Semeja, por lo tanto, que con o sin velocidad acelerada, en tiempos de internet, la inmediatez es una de las cualidades más apreciadas. En suma, el contenido, como el alimento, ahora se lleva veloz.
DESTACADOS:
+ Ver vídeos a más velocidad de la predeterminada ahorra un promedio de novecientos años de tiempo diario a los usuarios de YouTube.
+ Más o menos un doce por ciento de los usuarios de la plataforma Ivoox en castellano ha acelerado la velocidad de reproducción de podcast.
+ “A los jóvenes, los ritmos narrativos normales puedan semejarles exageradamente lentos y por eso deciden acelerarlos”, explica Eduardo Cruz, CEO de la plataforma de seguridad digital Qustodio.
Por Nora Cifuentes EFE/Reportajes
“Si ves algo en diez minutos, tienes más tiempo para otras cosas que si lo ves en quince o veinte minutos” afirma a Efe Raúl, un usuario de internet que tiende a consumir el contenido digital a quince de velocidad: “al 2X ya me cuesta más comprender lo que afirman”, apunta.
Un caso, en cifras: Conforme YouTube, a lo largo del año dos mil veintidos los usuarios de la plataforma consiguieron ahorrar en promedio más de novecientos años de tiempo diario a causa de consumir los vídeos con una velocidad de reproducción acelerada.
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Y es que a estos nuevos términos que penetran en el léxico, hay que incorporar el de “FOMO” (Fear of missing out), que la Universidad de Cambridge define como “la preocupación por poder perderse acontecimientos o acciones apasionantes que estén realizando otras personas, en especial debido al uso de las redes sociales”.
CANTIDAD, CALIDAD, O INMEDIATEZ
No obstante, este fenómeno ha generado cierta polémica entre quienes arguyen que el consumo acelerado de contenidos puede tener efectos negativos en la calidad de la experiencia del usuario y en la consideración del contenido original. Además de esto, ciertos especialistas sugieren que esta práctica puede promover una cultura de la inmediatez y la superficialidad.
Al apresurar la velocidad de reproducción, existe el peligro de perderse detalles esenciales del contenido, como matices sensibles, pausas tráficas y elementos visuales y auditivos diseñados por los autores o, en el caso de los audios de Whatsapp, sencillamente manifestados de forma natural por el transmisor.
“Es cierto que se pierden detalles, sí. Mas al final pones en un lado de la balanza esa cuestión y en el otro el tiempo, y compensa ahorrar de lo segundo”, opina Raúl, quien matiza: “de todas y cada una maneras, no lo hago con todo el contenido, y por servirnos de un ejemplo nunca lo hago con la música”.
Algo que, curiosamente, sí hacen otros usuarios. En verdad, múltiples de los hits de dos mil veintidos y dos mil veintitres han sido canciones viejas, mas a mayor velocidad, singularmente en plataformas como TikTok.
Es el caso de, por servirnos de un ejemplo, “Bloody Mary” de Lady Gaga. Una canción de dos mil once que, a causa del éxito de la serie de “Wednesday” el pasado otoño, se volvió viral, mas en una versión acelerada.
Por otra parte, los faster aseveran que la posibilidad de ajustar la velocidad de reproducción de los contenidos es una forma de personalización del consumo, que deja amoldar la experiencia conforme con las preferencias y necesidades de cada usuario.
Para Eduardo Cruz, CEO de Qustodio, “el inconveniente es que esto obstruye una conveniente entendimiento y hace que su capacidad de atención sea poco a poco más reducida”. Por este motivo, recomienda “supervisar el tiempo que pasan conectados y animarlos a gozar de los contenidos con calma”, ya que esto “es clave para su bienestar digital”.
CONTENIDO RÁPIDO COMO LA FAST FOOD
Una de las grandes dudas es si esta forma de consumo puede afectar ya no solo a la salud mental, sino más bien a la memoria o a las capacidades cognitivas. Y, si bien diferentes sicólogos y neurólogos tienen creencias dispares, ya se hacen estudios a este respecto.
Por servirnos de un ejemplo, conforme un informe de la Universidad de California Los Ángeles (UCLA), no hay verdaderamente un impacto relevante en la entendimiento de los contenidos: “nuestro estudio no ha revelado inconvenientes significativos”, asevera Dilan Murphy, autor del análisis, si bien matiza que “no se debe emplear esta estrategia solo por ahorrar tiempo”.
Mas, pese a las polémicas, la realidad es que esta tendencia cambia la manera en que los jóvenes consumen contenidos on line, posiblemente prosiga medrando, y esto representa un reto para los autores de contenido.
“Vivimos en un planeta donde la oferta de entretenimiento es ilimitada. Los jóvenes están sobreestimulados y no desean perderse nada, lo que lleva a que los ritmos narrativos normales puedan semejarles exageradamente lentos y por eso deciden acelerarlos”, afirma Cruz.
Y, ¿de qué forma amoldarse a las preferencias de consumo de una generación que busca información y entretenimiento de forma veloz y eficaz? Ciertos autores optan por diseñar contenidos para ser consumidos a velocidades aceleradas, al tiempo que otros animan a los usuarios a gozarlos a la velocidad de reproducción predeterminada.
Aun hay redes sociales en las que no son precisas las herramientas de apresurar la velocidad para el “speedwatching”, por el hecho de que ya están concebidas para tener un contenido veloz de consumir. Es el caso de, ciertamente, Tik Tok.
Conforme el informe “Del cambio a la adaptación: ‘viviendo y aprendiendo en un planeta digital’”, efectuado por Qustodio, la plataforma china ha visto aumentado el tiempo de uso entre los menores españoles en un doscientos diez por ciento , pasando de treinta y uno minutos diarios en dos mil diecinueve a noventa y seis minutos al día el año pasado.
Semeja, por ende, que con o sin velocidad acelerada, en tiempos de internet, la inmediatez es una de las cualidades más apreciadas. En suma, el contenido, como el alimento, ahora se lleva veloz.
DESTACADOS:
+ Ver vídeos a más velocidad de la predeterminada ahorra un promedio de novecientos años de tiempo diario a los usuarios de Youtube.
+ Más o menos un doce por ciento de los usuarios de la plataforma Ivoox en castellano ha acelerado la velocidad de reproducción de podcast.
+ “A los jóvenes, los ritmos narrativos normales puedan semejarles exageradamente lentos y por eso deciden acelerarlos”, explica Eduardo Cruz, CEO de la plataforma de seguridad digital Qustodio.
Por Nora CifuentesEFE/Reportajes.