6 años tras Grenfell, aún siento un dolor que me atraviesa el corazón».

6 años tras Grenfell, aún siento un dolor que me atraviesa el corazón".

Hasta la noche del catorce de junio de dos mil diecisiete, Munira Mahmud vivía en la quinta planta de la Torre Grenfell con su familia. Su mejor amiga, Rania, vivía en el veintidos.

Aquella aciaga noche, Munira se despertó pasada la medianoche al oír los chillidos de «¡fuego!». Cogió a sus dos hijos pequeños, que iban descalzos y en pijama, bajó los 5 tramos de escaleras que se llenaban de manera rápida de un humo espeso y obscuro, y escapó de la torre un poco antes de la ciento treinta de la madrugada. Su marido Mohammed y su padre, que vivía con la familia y sufría demencia, les prosiguieron de cerca. En ese instante, Munira afirmó que jamás imaginó que el fuego destrozaría el piso de la familia, y mucho menos todo la edificación.

No obstante, el incendio, provocado por un fallo eléctrico en un frigo de la cuarta planta, fue el peor incendio residencial en el R. Unido desde la Segunda Guerra Mundial, ardió a lo largo de sesenta horas y mató a setenta y dos personas, entre ellas muchos pequeños.

Rania, la mejor amiga de Munira, y sus hijas estaban entre las víctimas. Las mejores amigas habían acompañado juntas a sus hijas al instituto la mañana del incendio.

Se había mudado un año y medio ya antes del incendio», cuenta Munira, de treinta y nueve años. Cuando salí de la torre, charlamos por teléfono y pude oír de fondo a sus hijas de cuatro y tres años. Le afirmé que saliese, mas me respondió que los servicios de urgencia le habían dicho que no se moviese por el hecho de que iba a llegar ayuda». Inmediatamente antes de fallecer, Rania publicó un vídeo suyo en Fb rezando una oración.

Munira Mahmud

«Han pasado 6 años desde el incendio, y si bien la gente te afirma que el tiempo cura, el dolor que me atraviesa el corazón toda vez que pienso en ello prosigue ahí», afirma Munira. Y pienso en ello todo el tiempo. Revives ese día una y otra vez.

La semana del aniversario es en especial dura. Acabo de reunirme con uno de los supervivientes que perdió a su padre en el incendio y me ha dicho que su madre lleva 6 años llorando. El dolor no desaparece. Cuando llega el aniversario, la gente te pregunta si estás mejor, mas no es así».

Munira y su familia se mudaron a un hotel, donde terminaron continuando diecinueve meses. Un día fui a la mezquita local y pregunté si podía preparar una comida en su cocina por nuestro noveno aniversario de boda, que siempre y en todo momento festejábamos con comida. El encargado afirmó que sí, y que como superviviente podía ir allá un par de veces a la semana a cocinar’.

Otras personas que asimismo habían sido apartadas por el incendio comenzaron a hacer lo mismo, y poco después el gerente les preguntó si podían cocinar para un VIP. No tenía ni la más remota idea de quién era, mas un día entró Meghan Markle, la duquesa de Sussex. Le conmovió lo que hacíamos y nos preguntó por qué solo nos reuníamos un par de veces a la semana. Cuando le explicamos que se debía a la financiación, sugirió que preparásemos un libro de cocina para colectar fondos para la comunidad».

El dolor no desaparece. La gente pregunta si estás mejor, mas no marcha así.

El libro Together: Our Community Cookbook, que contiene más de cincuenta recetas de mujeres de la comunidad de Grenfell, incluía un prólogo de la duquesa y alcanzó el primer puesto de las listas de libros en cuestión de horas.

Cocinar me asistió mucho a lo largo de ese tiempo», explica Munira. Había probado la terapia verbal, el asesoramiento, mas nada me funcionaba. Cuando cocinaba lloraba, mas no sabía por qué, hasta el momento en que me di cuenta de lo terapéutico que era para mí. Ahora hago catering para respaldar a la comunidad tras el libro, y mi negocio tiene por nombre kinamama.com’.

Munira fue una de las múltiples supervivientes que prestaron declaración en la investigación pública del incendio, en la que se estudió el asesoramiento del Cuerpo de Bomberos, que tardó demasiado en informar a los residentes a fin de que evacuaran la edificación, y de los municipios que administraban la edificación, que estaba cubierto por un recubrimiento inseguro que provocó que el fuego se extendiera con tanta velocidad. A fines de este año o principios del próximo, la Fiscalía de la Corona va a decidir si se presentan cargos penales.

Mientras, Munira y su familia -la pareja tuvo su tercer hijo en dos mil veintiuno- viven ahora a diez minutos de la torre. Solicité quedarme en la comunidad», explica. A los 3 minutos de caminar desde mi nueva casa vemos la torre, que ahora es un edificio alto y negro protegido con cubiertas blancas. Afirman que si bien la sal en una herida duele, asimismo ayuda a sanarla, y mi mentalidad es que la herida de mi corazón se va a curar ya antes si me quedo más cerca. Y si logramos justicia para los que estaban en la edificación aquella noche».

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