Ryan Holiday está en la treintena y es uno de los pensadores contemporáneos más vendidos del planeta, aparte de padre de dos pequeños con su esposa Sam. Vive en Texas y dirige la comunidad en línea para progenitores modernos The Daily Dad(asimismo en Instagram). Entre sus seguidores se hallan Matthew McConaughey y Emily Oster. Su libro The Daily Dad termina de publicarse a tiempo para el Día del Padre. Acá explica de dónde viene su estoico movimiento paternal.
Bastante gente tiene hijos. No hay suficientes personas que sean progenitores. Seamos claros: se trata de una elección moderna. No es exagerado decir que hace unas pocas generaciones, sostener vivos a los hijos era lo único que se aguardaba. Un hijo era visto como un activo futuro que comenzaba siendo un pasivo, otro par de manos para asistir a trabajar la tierra en la granja familiar o un cuerpo caliente para encajar en la línea de la factoría local y cobrar un sueldo para asistir a llegar a fin de mes.
Aun los primeros años del siglo veinte proseguían siendo una prueba de obstáculos definidos por la mortalidad y la enfermedad. Si todos tus hijos salían adelante, era un genuino milagro. ¿Que tenías la responsabilidad de cuidarlos emotivamente? ¿De quererlos incondicionalmente? Por favor, ¿quién tenía tiempo? ¿O la capacidad?
Una madre de un pequeño trans comparte sus consejos sobre de qué forma los progenitores pueden ofrecer apoyo a sus hijos en su transición
Es así como los progenitores pueden asistir a sus hijos a edificar su identidad
Hay una historia sobre Winston Churchill, que no era en lo más mínimo un padre perfecto, mas que había sido criado por dos progenitores aristócratas abstraídos y preocupados, mismos productos de la Inglaterra victoriana. Una noche, mientras que charlaba con su hijo Randolph hasta altas horas de la madrugada a lo largo de unas vacaciones escolares, Churchill pensó. «Sabes, querido chico», afirmó con una suerte de diversión desprotegida, «creo que he hablado contigo más en estas vacaciones que mi padre conmigo en su vida». No solo no era una exageración, sino distaba mucho de ser inusual, y a lo largo de muchos años prosiguió siendo frecuente. Posiblemente pueda relacionarse con y su niñez.
Qué triste, no solo para los pequeños, sino más bien asimismo para los progenitores.
A lo largo de generaciones y generaciones, los progenitores -sobre todo los progenitores- se vieron privados de lo más gratificante y precioso del mundo: participar en la vida de sus hijos. Quererlos no solo por lo general, sino más bien activamente, diariamente. La otra cara de una cultura patriarcal que cargó a las mujeres con toda la vida familiar ha sido la suave intolerancia de las bajas esperanzas para los hombres en casa y con sus hijos. ¿Querer y ser amado? ¿Entender y ser comprendido? Absolutamente nadie se lo enseñó a los hombres. Absolutamente nadie se lo demandaba a los progenitores.
Nuevamente, piensa en lo diferente que podría haber sido la historia si más progenitores hubiesen sido progenitores.
Si bien no podemos mudar ese pasado traumático, sí podemos redactar un futuro mejor.
Esa es la filosofía que sosten The Daily Dad.
Pese a los defectos de generaciones pasadas, la paternidad es una de esas preciosas experiencias que nos unen, en una cadena ininterrumpida, miles de años atrás. Uno de los pasajes más bellos de los escritos de Lucrecio, el versista romano, recoge la alegría de un padre que se inclina mientras que sus hijos corren unos contra otros para saltar a sus brazos. Una de las pruebas más viejas de la presencia humana en América son las huellas de un progenitor, seguramente una madre, caminando por lo que hoy es el Parque Nacional de White Sands, llevando y después dejando, llevando y después dejando, llevando y después dejando, a un pequeño pequeño.
Esto que hacemos, nuestra salvaje y embrollada existencia diaria -llena de alegrías y contrariedades, amor y trabajo- es atemporal. El planeta viejo era insondablemente diferente del presente -esas huellas de Nuevo México se mezclan con las de perezosos gigantes y camellos viejos y una especie extinta de mastodonte- y, no obstante, de alguna manera, esa experiencia la has vivido mismo incontables veces, en el parque, volviendo al vehículo tras cenar, en la playa a lo largo de las vacaciones.
Los progenitores siempre y en toda circunstancia se han preocupado por sus hijos. Los progenitores siempre y en todo momento han jugado con sus hijos. Los progenitores siempre y en todo momento han hecho planes para sus hijos. Los progenitores siempre y en toda circunstancia han intentado ser un modelo para sus hijos. Los progenitores siempre y en toda circunstancia han intentado respaldar y animar a sus hijos. Los progenitores siempre y en toda circunstancia han cuestionado y dudado y se han preguntado si hacen lo bastante, si están dando lo bastante, si la escuela es suficientemente buena, si el deporte es suficientemente seguro, si el futuro del pequeño está suficientemente asegurado. Hacían lo mismo que haces , y es exactamente lo mismo que va a hacer la gente en cincuenta generaciones.
Formamos una parte de algo intemporal y eterno, algo pequeñísimo y muy grande al tiempo. Esto debería infundirnos humildad e inspiración. Debería darnos propósito, perspectiva y consejos prácticos.
La crianza de los hijos es un tema que dura toda la vida. Absolutamente nadie espera que «lo logres» por arte de birlibirloque. En verdad, ese es el defecto esencial de demasiados libros sobre paternidad. ¿Se supone que debes leer un libro, ya sea en la barahúnda antes que nazcan, en los años de privación del sueño de los pequeños pequeños o en alguna crisis cuando son mayores, y después ya está? No marcha así. Cada minuto que pasa, tus hijos y la vida te ponen en situaciones que jamás habrías imaginado (y que ninguno de los libros semeja prever). Así que, si bien no hay una transformación repentina en la crianza de los hijos, sí hay un proceso, un trabajo, que debes emprender.
Nos vamos a quedar cortos. Vamos a perder los estribos, nos distraeremos, vamos a dar prioridad a cosas equivocadas e inclusive nos vamos a hacer daño a nosotros mismos y a quienes deseamos. ¿Y entonces qué? Debemos admitir el hecho de que somos humanos imperfectos y hacer todo lo que es posible por aprender de nuestros fallos y no cometerlos un par de veces… o más veces de las que ya lo hemos hecho.
Quítate el polvo. Vuelve a comprometerte. Hazlo mejor.
Ese viaje, como es lógico, no es solo para hombres. Miles y miles de mujeres reciben cada mañana nuestro correo diario, gratis en dailydad.com. Lleva por nombre The Daily Dad por el hecho de que soy padre de dos hijos varones, y eso es todo cuanto precisas para comprender el nombre.
Instruir a los hijos -o, como oí decir una vez a un padre en una entrevista, enseñar a los adultos, ya que ese es la meta- es lo más bastante difícil que se puede hacer en la vida. Asimismo va a ser lo más gratificante e esencial que hagas en tu vida.
The Daily Dad: trescientos sesenta y seis Meditations on Parenting, Love, and Raising Great Kids, ya está en venta.