Es así como los progenitores pueden asistir a sus hijos a edificar su identidad

Es así como los progenitores pueden asistir a sus hijos a edificar su identidad

Nada puede prepararte verdaderamente para tener tu primer hijo. Con independencia de los consejos (no pedidos o no) que le den sus amigos y familiares, es la responsable de dar a su bebé (y a su hijo) todo cuanto precisa para subsistir en este planeta… y eso puede ser una idea desmoralizadora.

No solo eso, sino TÚ debes ser capaz de subsistir junto a ellos, sin dejarte machacar por las presiones sociales que están a la vuelta de cada esquina.

Oímos charlar mucho de lo que debemos y no debemos hacer como progenitores, y este juego de sí o no lo hemos jugado desde el instante en que éramos pequeños. Tenemos recuerdos de haber hecho algo bueno, o algo malo, o algo útil, o algo «malo», y de alguna forma, todo cuanto hemos vivido hasta el momento nos ha transformado en lo que somos.

Entonces, ¿de qué forma puede asistir a su hijo a edificar su identidad?

Todo comienza en el cerebro:

Para respaldar el desarrollo sano del cerebro de un pequeño y, en último término, su futura salud mental, debemos comprender la neurociencia, esto es, la ciencia del cerebro y el sistema inquieto.

El apoyo que damos hoy a nuestros hijos determina la persona en la que se transformarán mañana. La ciencia nos enseña lo definitivos que son los primeros años de vida de cara al desarrollo del cerebro y, en último término, para una buena salud mental. El desarrollo cerebral empieza en el útero, mas nuestros bebés nacen con cerebros aún inmaduros. En verdad, el cerebro medra más velozmente en los primeros años de vida. Nuestros cerebros se amoldan a su ambiente. Por eso son tan vitales las relaciones que establecemos y de qué forma jugamos e interaccionamos con nuestros hijos en los primeros años. Esto es algo tan fantástico de los productos Stokke. Todos están diseñados para promover y aprovechar la conexión entre el pequeño y el adulto, ya sea en casa, al aire libre explorando el planeta juntos, sentados en familia a la mesa o en la guardería o sala de juegos. Es fundamental que hagamos que la ciencia sea alcanzable a fin de que todos y cada uno de los progenitores puedan sentirse capacitados para respaldar la buena salud mental futura de sus hijos. Por eso escribí «No hay nada como ser travieso». Cuando conocí la ciencia, me quedé desvariada. Ha revolucionado mi forma de criar a los hijos y ha sentado las bases de mi trabajo clínico con pequeños pequeños.

No existe el mal comportamiento.

Comprender la ciencia que explica de qué manera se desarrolla el cerebro de nuestros hijos y de qué manera ello determina su comportamiento revela que no son «traviesos», solo procuran comunicar lo que sienten y lo que piensan de la única forma que saben. En esta etapa, los pequeños tienen cerebros muy inmaduros, por lo que no podemos juzgarlos con nuestro rasero; es una comparación absolutamente injusta. Entender la ciencia que rodea el desarrollo del cerebro y el comportamiento ayuda enormemente en la crianza, por el hecho de que explica todo lo relacionado con el comportamiento de nuestros hijos, ¡incluidas y singularmente las pataletas y las lágrimas! Asimismo nos ayuda a devolver de manera rápida la calma a nuestros hijos.

Laconexión es esencial.

Asegurar que tu hijo se sienta seguro y espere que o su cuidador primordial vais a estar ahí si está angustiado o tiene temor es esencial. Sentirse seguro es uno de los aspectos más esenciales para una buena salud mental en el futuro.

Los pequeños pequeños precisan saber que tienen adultos en los que pueden confiar, que van a estar a su lado y les resguardarán. En el momento en que un bebé experimenta una relación segura y afable, su cerebro crea asociaciones positivas sobre el planeta y las personas que viven en él. Es así como medran las raíces de la resiliencia. Entender la relevancia de la seguridad y la conexión es esencial para nuestros hijos cuando van a la guardería o a la escuela infantil. Si un pequeño no se siente seguro, experimentará agobio, lo que eleva los niveles de cortisol. Unos niveles excesivos o sostenidos de cortisol no favorecen un desarrollo sano del cerebro. Es esencial que todos los pequeños tengan una persona con la que se sientan conectados y en la que puedan confiar caso de que mamá o papá no estén presentes. Sin esto, los pequeños pueden padecer una avalancha de niveles de cortisol y adrenalina que, si no se tratan, no son saludables ni para el cerebro ni para el cuerpo. Contar con un adulto emotivamente libre puede asistir al pequeño a recobrar la calma, con abrazos y mucho amor y entendimiento.

Asistir a su hijo a regular sus emociones es esencial para su bienestar.

La autorregulación sensible es una habilidad vital que todos y cada uno de los pequeños precisan aprender. Semeja fácil, mas asistir a un pequeño a aprender a administrar sus grandes emociones es una de las mayores y mejores inversiones que nunca vamos a hacer para nuestros hijos. Podemos hacerlo cuando acogemos TODAS las emociones, aun y en especial la ira. La ira es una emoción válida, solo debemos asistir a nuestros hijos a expresarla con seguridad y sana, usando las palabras en vez de los puños o los pies.

No obstante, en vez de tachar a nuestros hijos de «traviesos», debemos reconsiderarnos las «pataletas» como una simple señal de que nuestros hijos experimentan un desbordamiento sensible y precisan nuestra ayuda para regresar a la calma. Cuando asistimos a un pequeño a regularse, le estamos enseñando el muy importante arte de la autorregulación. No pueden lograrlo solos: su cerebro, a esta edad, es aún demasiado inmaduro.

El cerebro de nuestros hijos se desarrolla muy de manera rápida en los primeros años de vida, mas las unas partes del cerebro que se desarrollan primero son las diseñadas para la supervivencia. La parte más compleja del cerebro, el córtex prefrontal, si bien está presente, es la última en desarrollarse por completo. Esta una parte del cerebro es lo que llamo el «Búho Sabio». Ayuda a nuestros hijos a tomar resoluciones prudentes y a solucionar inconvenientes. Mas a esta temprana edad nuestros hijos solo tienen lo que llamo un «búho esponjoso» con sus «placas de practicante puestas», así que precisan nuestra ayuda para aprender a compartir y a regular sus emociones. A esta edad es realmente difícil, por no decir imposible, que lo hagan por sí mismos.

Jamás podemos hacer demasiado por nuestros hijos a esta edad.

Desgraciadamente, se ha extendido la idea errada de que la resiliencia procede de una fuerza interior heroica en un pequeño de 3 años, y con demasiada frecuencia los progenitores se niegan a levantar a sus hijos si se caen, por temor a que se vuelvan «blandos». Realmente, la ciencia nos prueba lo opuesto. Los pequeños alcanzan una genuina resiliencia cuando primero se les ayuda a superar un reto con un adulto emotivamente libre a su lado. Cuando enseñamos a nuestros hijos a montar en bici por vez primera, corremos a su lado, ayudándoles a hallar el equilibrio, hasta el momento en que se sienten capaces de hacerlo solos. Eso es lo que deseamos hacer con nuestros hijos de dos y 3 años. Solo cuando el pequeño ha sentado unas bases sanas, se siente conectado a nosotros, confía en nosotros y ha creado asociaciones positivas sobre el planeta que le circunda, puede sentirse cómodo para explorar de veras.

Esto comienza a ocurrir en torno a los 3 años y es cuando vemos a nuestros hijos pequeños recrearse explorando el planeta a sabiendas de que mamá/papá/cuidador primordial proseguirá estando ahí si precisan regresar para restituir fuerzas.

Déjate guiar por tu hijo en lo concerniente a sus zonas de confort: no hay una «talla única».

Ciertos pequeños pueden tardar un tanto más en ser más independientes, y eso está bien. Si un pequeño muestra ansiedad, nos podemos preguntar por qué. Es posible que haya tenido una mala experiencia el primero de los días de guardería, que otro pequeño le haya pegado accidentariamente y que el recuerdo se haya quedado grabado en su «cerebro de babuino», como lo llamo, lo que quiere decir que ahora la guardería no le agrada nada. Podemos asistir a nuestros hijos a superar la ansiedad, mas solo si les asistimos a procesar sus preocupaciones y temores rutinarios, en vez de aguardar que lo hagan solos.

Nuestro cerebro de babuino, la una parte de nuestro cerebro que está programada para jugar y ser social, para salir y explorar, está desarrollada para ser más independiente de ti. Esto va a ocurrir cuando el «cerebro de babuino» de tu hijo sienta que el ambiente es lo suficiente seguro para hacerlo. Si tu hijo es «pegajoso», te dice que no se siente seguro. Trabaja sobre todo en la conexión que tienes con tu hijo. No lo veas como un descalabro tuyo o de tu hijo. En verdad, todo lo opuesto. Sencillamente te señala que tu hijo confía en TI a fin de que le sostengas a salvo, y que es posible que solo necesite un tanto más de tiempo para amoldarse a un nuevo ambiente.

En esos instantes, puedes modelar un comportamiento sosegado. Si vas a una cita de juegos o al primer día de guardería, pasar tiempo sentado con tu hijo en presencia de su nuevo «cuidador» ayuda al cerebro de babuino de tu hijo a confiar en que si le ves seguro, asimismo puede verle seguro. Si inviertes tiempo en asistir a tu hijo a amoldarse a nuevas personas y situaciones, le vas a estar ayudando a lograr la independencia que asimismo es vital para su salud mental futura, mas no sientas la necesidad de precipitarte. Son los primeros años. Hay tiempo de más, mejor asegúrese de que su hijo se siente seguro y puede confiar en como espacio seguro ante todo, y la exploración y la independencia van a llegar.

Para finalizar, deja el teléfono a un lado.

Comprendo que vivimos en un planeta moderno en el que la tecnología ha alterado nuestra forma de actuar y nuestros teléfonos no acostumbran a estar lejos de nosotros. Mas si charlamos por teléfono delante de nuestros hijos, el mensaje que interiorizan es que mamá/papá desea a esa cosa más que a mí. No tienen suficiente experiencia vital ni capacidad cerebral para comprender que tienes un mail de trabajo o una llamada esencial que atender. Es esencial que seamos muy siendo conscientes del tiempo que pasamos en frente de una pantalla, sobre todo tratándose de pequeños pequeños cuyo cerebro aún se está desarrollando. Tu hijo precisa ver tu cara mirándole desde el coche o la mesa, no la una parte de atrás de un teléfono. La Tripp Trapp lleva a tu hijo, desde recién nacido, hasta la mesa. Involucrándolos en la charla y formando una parte de las comidas con la familia – el corazón del hogar familiar – Tripp Trapp ayuda a pequeños y adultos a vincularse, conectar y formar una relación más profunda sin importar un mínimo la edad. Asimismo sabemos que aun los bebés pueden sentir vergüenza. La vergüenza es una emoción muy negativa que daña el futuro sentido de uno mismo. Ensayos científicos como el de la «cara quieta» han probado lo angustioso que resulta para los bebés pequeñísimos que sus progenitores les «ignoren». Separar los teléfonos de la vista de nuestros hijos y orientar los coches cara los progenitores contribuirá en buena medida a crear conexiones sólidas y a asegurar un desarrollo sano del cerebro. Asimismo es la razón por la cual deseamos establecer rutinas saludables en el momento de comer, sin teléfonos y sentados todos juntos en torno a la mesa.

Kate Silverton coopera con Stokkemarca de primera calidad para bebés y pequeños, famosa sobre todo por su icónica silla Tripp Trapp, como una parte de su campaña Early Years, cuyo objetivo es asistir a los progenitores a criar pequeños seguros de sí y felices.

El propósito de Stokke es ofrecer a los pequeños el mejor inicio en la vida y asistirles a transformarse en adultos independientes y seguros de sí. La familia de productos Stokke se fundamenta en los valores esenciales de sostenibilidad, diseño y desarrollo saludable de nuestros pequeños.

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