Por qué el sorprendente giro final de Idol arruinó por completo la trama

Por qué el sorprendente giro final de Idol lo arruinó todo

La explotación detrás de The Idol: un análisis crítico

Aviso: este artículo contiene spoilers sobre el final de The Idol.

Siendo honestos, aunque suene desalentador, debo admitir que si hubiera sido adolescente viendo The Idol, me habría enganchado. Es evidente que esta serie está dirigida a un público joven, como lo confirma el propio director, Sam Levinson, al afirmar que comparte el mismo universo que el éxito adolescente Euphoria. La serie tiene todos los elementos de sexo, estilo y glamour que me habrían fascinado a los 16 años. Sin embargo, su final deja mucho que desear cuando se trata de abordar la problemática de la explotación en Hollywood.

Las promesas incumplidas de The Idol

The Idol dedica dos episodios a presentar a Jocelyn (interpretada por Lily Rose-Depp) como una joven talentosa y vulnerable en Hollywood, cuya apariencia física es aprovechada por varios ejecutivos de la industria musical. Tedros (interpretado por The Weeknd), líder de una secta moderna, se aprovecha de ella y comienza a controlar sutilmente su vida y su creatividad en los episodios posteriores. La trama tenía el potencial de abordar importantes cuestiones sobre la manipulación y explotación de las mujeres en Hollywood, pero desafortunadamente, las escenas gratuitas de desnudos y sexo gráfico, descritas por Rolling Stone como «porno de tortura», solo logran demostrar lo mismo que la serie pretendía denunciar.

El final del ídolo: una confusa resolución

El giro final del último episodio resulta impactante y conveniente. Tanto así que, según las estadísticas de Google Trends, las búsquedas relacionadas a la explicación del final de The Idol se dispararon. Resulta que Jocelyn fue la maestra de la manipulación todo el tiempo, mintiendo sobre los abusos de su madre para atraer tanto a Tedros como a su talentosa banda de seguidores. Cuando Jocelyn ya no necesitaba a Tedros, hizo que su representante lo apartara de su vida, aprovechando a sus amigos como descubrimientos musicales propios y utilizándolos como teloneros en sus giras. A lo largo de una escena, Tedros se da cuenta de que el cepillo para el pelo que Jocelyn afirmó que su madre usaba para golpearla era en realidad nuevo, lo que nos lleva a cuestionar por qué Tedros no se dio cuenta de esto en escenas anteriores cuando lo utilizaba para maltratarla.

El final resulta abrupto e incoherente con la trama. Nos preguntamos si Leia, la amiga ingenua de Jocelyn, también estaba involucrada en el engaño, o si Xander aceptó la tortura de Tedros para mantener la mentira. Algunos espectadores señalan que la escena inicial del piloto, en la cual Jocelyn finge diferentes emociones para una sesión de fotos, apunta a que ella es la verdadera villana desde el principio.

Pero, ¿qué sentido tiene todo esto? Si la intención de la serie era denunciar la oscura explotación de las mujeres en Hollywood, lo único que logra es insinuar que las jóvenes de la industria musical quizás no sean tan vulnerables como parecen, sino que están involucradas en la manipulación por una búsqueda de fama y poder. Esta supuesta recompensa emocional se desmorona aún más cuando, en el giro final, Jocelyn decide recuperar a Tedros y lo presenta como «el amor de su vida» en el concierto de apertura de su gira. ¿Acaso Jocelyn es la maestra manipuladora después de todo? ¿O se trata de un juego a largo plazo por parte de Tedros?

Con esta única decisión de Jocelyn, se pierde cualquier emoción que podríamos atribuirle por finalmente recuperar su vida y no permitir que este hombre abusivo la controle más. Incluso si se supone que creamos que Jocelyn controla a Tedros, él no es un premio lo suficientemente valioso como para que esto se sienta como un poderoso movimiento. Más bien, resulta ser un triste regreso a un hombre que la maltrata emocional y físicamente. Es sin duda un giro impactante, pero no logra demostrar nada sobre la naturaleza del acoso en Hollywood. En una industria plagada de explotación, el último giro de The Idol resulta perjudicial para las víctimas de la vida real. Ahora, Jocelyn es vista como manipuladora y activa en su propio abuso, al igual que esos hombres que se enriquecen a costa de su talento.

La crítica hacia The Idol

Todas las críticas de The Idol coinciden en lo mismo: The Guardian le otorgó una estrella en una hilarante reseña de Leila Latif, donde sostiene que la actuación de The Weeknd «debería ser juzgada en La Haya». The Telegraph se despidió calificándola como el peor programa del año, y CNN advirtió que The Idol presenta una historia con moraleja, pero no la que pretendía contar.

Esto solo demuestra que el caos detrás de las cámaras que rodeaba a The Idol era en gran medida verdadero. Antes de su lanzamiento, Rolling Stone informó que trece fuentes diferentes les habían revelado que la serie se había desviado de su rumbo original después de que el director Sam Levison anunciara abruptamente un cambio en la dirección creativa, descartando todo el trabajo previo de la guionista y productora Amy Seimetz (The Girlfriend Experience) en favor de su propia visión. Con tantas reescrituras y nuevas grabaciones, lo que pudiera haber sido un éxito feminista se convirtió en algo completamente diferente, y el caos detrás de escenas influyó significativamente en la trama. ¿Volvería a verla si se lanzara una segunda temporada? Tal vez la adolescente de 16 años dentro de mí estaría interesada, pero incluso yo siento la necesidad de protegerla de más escenas de sexo protagonizadas por The Weeknd.

Conclusión

The Idol no logra cumplir con su promesa inicial de denunciar la explotación de las mujeres en Hollywood. En cambio, termina insinuando que las jóvenes de la industria son cómplices de su propia manipulación en busca de fama y poder. El giro final del último episodio resulta perjudicial para las víctimas de la vida real, al presentar a Jocelyn como una manipuladora activa en su propio abuso. Además, los problemas y el caos detrás de cámaras afectaron significativamente la calidad de la serie. En general, The Idol decepciona y se aleja de su potencial feminista, dejando un sabor amargo en aquellos que esperaban un contenido más reflexivo e impactante.

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